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Jorge Grippo

Agua (cont.)

El agua constituye más de las dos terceras partes del peso del cuerpo humano. Por ejemplo, en un hombre de 70 kilos, unos 45 litros son agua. Esta proporción varía según el sexo y la edad, principalmente. La mujer, al poseer más tejido adiposo (grasa) y menos masa muscular, tiene un contenido menor de agua, que oscila en 50-55% de su peso. En el recién nacido, este porcentaje es de 80%, cifra que disminuye con la edad y llega a valores de 50% en ancianos. Sin agua, un ser humano se muere en pocos días. Todas las células y todos los órganos dependen del agua para su correcto funcionamiento. El agua regula la temperatura corporal a través de la transpiración, y ayuda a prevenir y aliviar el estreñimiento al contribuir con el pasaje del alimento a través de los intestinos. Es el medio en que están disueltos los líquidos corporales (sangre, linfa, secreciones digestivas, heces, orina). Transporta nutrientes al interior de las células y posibilita la eliminación de los productos de desecho en ellas. Interviene en la digestión de los nutrientes de los alimentos, facilitando su disolución y su digestión, a través del proceso de hidrólisis. Ayuda a dar forma y volumen a las células, por la presión que ejerce en las ellas. Evita las fricciones en las articulaciones. Gran cantidad del agua que necesitamos la obtenemos por las bebidas y los alimentos líquidos: sopas, leche, zumos, infusiones. Pero las bebidas alcohólicas y las que contienen cafeína (como el café, la mayoría de los tes y las colas) son contraproducentes, porque tienen un efecto diurético y hacen que el cuerpo elimine más agua. Si no se consumiera diariamente la cantidad de agua requerida, se presentaría un desequilibrio en los líquidos corporales; esto lleva a la deshidratación que, si es duradera y no se revierte a tiempo, puede llegar a ser mortal. Hay situaciones en las que se requiere más agua de lo normal: ante altas temperaturas, cuando hay mucho desgaste físico (actividad normal o deportiva), el embarazo y la lactancia, fiebres, determinadas enfermedades (sobre todo, renales). El agua se expulsa del cuerpo de diversas maneras: la orina, las heces, el sudor, el aliento. Una persona enferma o una expuesta directamente a fuentes de calor perderán mucho más líquido de lo habitual. El agua llamada mineral se obtiene naturalmente de un yacimiento (manantial) o de un estrato acuífero (napa), mediante surgencia natural o perforación. En cambio, el agua mineralizada se elabora artificialmente con agua de red a la que se adicionan minerales de uso permitido. Ambos productos pueden venderse con o sin gas. En la actualidad, hay variantes con bajo contenido de sodio, recomendables para las personas que padecen hipertensión (y quizás para todo el mundo).

Ver también Agua

 

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