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Jorge Grippo

Cómo es la dieta antioxidante

El proceso de oxidación en nuestro organismo es totalmente natural y se produce cuando se forman en él los llamados radicales libres (células incompletas a las que les faltan electrones y buscan estabilizarse, dañando otras células sanas).

La consecuencia de la oxidación es un envejecimiento celular, un desgaste de los órganos y, entre ellos, de la piel. Nuestro organismo tiene defensas contra este proceso, las enzimas antioxidantes. Pero, si éstas no son suficientes, hay que hacer algo para ayudarlas. Y lo mejor es una buena alimentación, sana y variada que, para mejor, también ayuda a adelgazar y mantenerse así.

Una dieta antioxidante no requiere “sacrificios”. Se come casi “de todo”, pero equilibradamente. Es muy importante empezar consumiendo cereales, legumbres, hortalizas, vegetales de hojas verdes, frutas. También es muy bueno tomar entre 6 y 8 vasos de agua por día, lo que ayuda mucho a eliminar impurezas.

Se recomienda ingerir crudos los alimentos que se pueda. Los otros, cocerlos con poca agua, a la plancha o al horno. Eso sí: nada de fritos.

Cuando se ha eliminado una buena cantidad de toxinas mediante la fase depurativa de la dieta, se puede retomar de a poco el consumo de lácteos y huevos.

La dieta antioxidante ayuda a perder peso sanamente y sin pasar hambre. Con ella, se pueden bajar hasta 10 kilos, comiendo casi todo tipo de platos, en muy poco tiempo (de 1 a 4 kilos por semana, según el metabolismo de cada uno).

La dieta antioxidante se hace durante dos semanas; se descansan tres y se vuelve a empezar, para obtener mejores resultados. Si se hace bien, no hay “rebote”, es decir que no se vuelve a aumentar de peso.

 

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