El aceite de coco es una de las fuentes más ricas en ácidos saturados benéficos, después de la leche materna. Éstos ayudan al metabolismo y al sistema inmunológico a luchar contra las infecciones. El principal es el ácido láurico, que está presente en más de un 50%.

Además, se sabe que los habitantes de regiones tropicales que consumen buena cantidad de aceite de coco raramente sufren de obesidad, lo cual ha llevado a diseñar una dieta basada en sus propiedades. De hecho, se ha calificado el coco como un gran “alimento funcional”, ya que ofrece gran ayuda para conservar y recuperar la salud, y mantener un buen peso. La dieta del aceite de coco, a veces llamada simplemente “dieta del coco”, ha aparecido hace pocos años, y desde entonces este exquisito fruto ha despertado mucho interés como alimento adelgazante. Es una dieta baja en carbohidratos que se puso de moda gracias al apoyo de famosos como Jennifer Aniston, Gloria Estefan, etc. La página oficial de esta dieta (en inglés) afirma que se trata de un régimen y de una forma de vida integral. Los creadores de la dieta sostienen que las grasas del coco se metabolizan de manera diferente de otras grasas, porque se queman en el hígado. Dicen también que mejoran la función tiroidea y los problemas digestivos, y poseen efectos antivirales. Se sugiere sustituir parte de la grasa que se usa para cocinar por aceite de coco. Como en todo régimen serio, se recomienda ejercicio diario (al menos, 15 minutos). Las principales ventajas de esta dieta son:

• Alienta el consumo de frutas y verduras.
• Posee un bajo índice glucémico.
• Ofrece proteínas de alta calidad.
• Es ideal para personas con infecciones virales resistentes, disfunción tiroidea y fatiga crónica. Entre las desventajas que se mencionan, la principal es que puede ser difícil de seguir, porque es bastante estricta y, sobre todo en la segunda fase, muy baja en calorías.

Fases y ejemplo.