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Jorge Grippo

La dieta de la piña

El ananá o piña (Ananas comosus) es una planta perenne de la familia de las bromeliáceas, originaria de América del Sur. Fructifica una vez cada tres años; produce un único fruto, dulce y aromático.

Este fruto es al principio una pequeña baya, que se fusiona con las adyacentes en un sincarpo o infrutescencia, ya más grande y de forma ovoide, que contiene vitaminas C, B1, B6, B9 (ácido fólico) y un poco de E; minerales (potasio, magnesio, yodo, cobre, manganeso, hierro, azufre, fósforo, calcio); ácidos cítrico, málico y oxálico; enzima bromelina, entre otras.

La piña es una fruta tropical que contiene muy pocas calorías, con grandes propiedades desintoxicantes y diuréticas (por su alto contenido de agua y fibra), ideal para regímenes de adelgazamiento. A la vez, es una gran fuente de energía gracias a sus azúcares simples: sacarosa, fructosa y glucosa.

Se le atribuyen a la piña propiedades saciantes y quema grasas.

Las enzimas que posee la piña facilitan la digestión, activan el metabolismo, y tienen propiedades antiinflamatorias. La piña también es beneficiosa para desórdenes hepáticos, biliares y renales, los parásitos intestinales y la insuficiencia de jugos pancreáticos. Entre tantas cosas buenas, también ayuda a regularizar la menstruación y calmar los cólicos.

La dieta de la piña, que tiene muchas variantes, es una especie de régimen o monodieta dieta muy popular, que se ha extendido más que nada de boca en boca. Generalmente, son dietas hipocalóricas que incorporan la piña en casi todas las comidas del día (según la variante), en zumo o en rodajas, combinándola con otros alimentos, también bajos en calorías, ejercicios y el consumo de mucho líquido.

Por esto, muchos consideran que es un régimen desequilibrado y sin fundamento científico, y que su abuso puede provocar déficits nutricionales de cierta importancia.

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