Cómo es la dieta del helado
Todo el mundo sabe, o cree saber, que el helado (sorbete) engorda. Pero ¿esto es totalmente cierto? Por supuesto, como pasa en todos los casos, una comida o un alimento aportarán cierta cantidad de calorías según la cantidad de esa comida que se ingiera.
Por otro lado, estudios realizados recientemente por expertos en nutrición parecen haber demostrado que el helado se puede emplear como complemento calórico en algunas dietas. Todo depende de cómo se haga; en este caso, habría que reducir las calorías de las otras comidas.
Por su contenido de proteínas y su riqueza en aminoácidos esenciales, se debería separar el helado del concepto de “postre”, tradicionalmente vinculado (con razón) a productos con escaso valor nutritivo y un exceso de azúcares malos.
Esta dieta, por supuesto, es ideal para el verano, dadas las propiedades refrescantes del helado. Y es una opción muy buena para aquellos a quienes les cuesta seguir una dieta rigurosa en la que todo lo dulce esté prohibido.
Al ser una muy importante fuente de calcio, proteínas y vitamina B2, se puede incluir el helado en un plan o régimen como el que sigue:
Almuerzo: si el helado es de frutas, se pueden tomar hasta 250 gramos; si es de vainilla, nata, chocolate o con frutos secos, es mejor limitarse a consumir hasta 200 gramos. Cena: 100 gramos de pasta o de arroz, con una salsa ligera y natural; 100 gramos de carne de ternera, pollo o jamón (a la plancha). Se puede sustituir por un pescado (no grasoso, y a la parrilla o al horno) a elección, una o dos veces por semana; 200 gramos de verduras. Desayunos y meriendas: deben estar constituidos por frutas, zumos y cereales integrales. Beber solo café descafeinado y leche desnatada. A media tarde, se puede tomar como colación una fruta o un yogur desnatado, con cereales integrales o muesli.