Esta dieta, que se supone de inspiración bíblica, es muy fácil de seguir si se conoce la regla de las proporciones: el 85% de los alimentos deben ser crudos; el 15% restante, por supuesto, cocidos. Y éstos deben ser consumidos al finalizar el día.

La cebada es la gran protagonista de la dieta Aleluya: en el desayuno, no debe faltar una cucharada de zumo de cebada; entre comidas, zumo de zanahoria; en el almuerzo, ensalada de verduras y una porción de frutas; y en la cena, otra ensalada de verduras (crudas) y alguna comida cocida.

El 85% de alimentos crudos debe estar compuesto por:

• Bebidas: zumo de cebada, agua destilada y extractos de verduras (por ejemplo, zanahoria). Alternativas lácteas: leche de almendras o de plátano cremoso; crema de fresas o arándanos.

• Frutas: frescas y secas hasta un 15%. Las frescas incluyen los zumos. Secas: preferir las almendras a las nueces.

• Granos y semillas: muesli crudo, granola deshidratada, avena remojada, mijo, galletas deshidratadas, semillas de lino o de girasol, tahini.

•  Aceites: de oliva extra virgen, de semilla de lino, de aguacate.

• Condimentos: hierbas frescas deshidratadas, ajo, cebolla dulce, perejil; cualquier aderezo libre de sal.

• Sopas con vegetales crudos.

• Dulces: smoothies de fruta, tartas de frutas crudas.

• Todas las verduras que se puedan ingerir crudas.

El 15% de alimentos cocidos estará compuesto por:

• Bebidas: café y té libres de cafeína.

• Lácteos: sustitutos de queso (por ejemplo, tofu), de la leche (de arroz), mantequilla orgánica.

• Frutas congeladas (con o sin azúcar).

• Granos: cereales integrales, panes, pastas, mijo, arroz integral, etc.

• Aceites: mayonesa hecha con aceite prensado en frío.

• Condimentos: sal marina.

• Sopas sin grasa, leche o sal de mesa.

• Dulces: miel, jarabe de arroz o de maple, stevia, etc.

• Verduras cocidas, cocinadas al wok, etc.

(Como complemento, se puede tomar vitamina B12.)