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Jorge Grippo

Cómo es la dieta en la menopausia

La menopausia (del griego mens, que significa “mensualmente”, y pausi, que significa “cese”) se define precisamente como el cese permanente de la menstruación, con la baja en la secreción de estrógenos por pérdida de la función folicular. Es un paso dentro del largo proceso de envejecimiento reproductivo, un proceso fisiológico natural en la vida de la mujer. En promedio, la menopausia (o climaterio) ocurre a partir de los 50 años de edad.

Dado que las necesidades calóricas disminuyen con la edad, comer descuidadamente hace engordar; y también los procesos hormonales de este periodo producen una mayor tendencia a la obesidad. Lo que se recomienda durante la premenopausia y la menopausia es seguir una dieta rica en calcio (para combatir la osteoporosis), vitaminas y aminoácidos esenciales, y baja en grasas. La dieta de la menopausia permite, además, bajar de 1 a 2 kilos por semana, sin esfuerzos y sin pasar hambre. Es importante que se beba mucha agua, se hagan caminatas diarias de al menos una hora, y se disfrute más el tiempo de ocio. Los alimentos ricos en carbohidratos complejos (cereales y derivados, como el pan, el arroz, las pastas, legumbres y patatas) deben ser la base alimentaria, aunque en una cantidad moderada. Las frutas y las verduras deben incluirse en el menú diario. Los vegetales crudos son preferibles, por ser más abundantes en vitaminas, minerales y fibra. Se debe reducir fuertemente la grasa de origen animal (saturada), por su tendencia a aumentar los niveles de colesterol en sangre y, consecuentemente, favorecer el desarrollo de la temida arteriosclerosis. Entonces, hay que evitar embutidos, tocino, manteca, mantequilla, nata, leche entera y sus derivados, productos de pastelería, galletería y bollería. Reducir considerablemente el consumo de dulces, que tienen azúcares y calorías. Los lácteos desnatados aportarán gran parte del calcio necesario. Al contrario, debe aumentarse el consumo semanal de pescados azules. Los aceites de oliva y de semillas, y los frutos secos como complemento dietético, son alimentos ricos en grasa insaturada (reducen los niveles de colesterol). La hidratación es esencial: las personas mayores necesitan el aporte de al menos ½ litro de líquido, más el agua propia de los alimentos. Consumir agua mineral, infusiones, caldos de verdura, zumos de frutas. Comer irregularmente produce hipoglucemia, que podría ser una de las causas de los sofocos típicos de esta edad. Por eso, hay que distribuir la alimentación en 4 o 5 comidas más ligeras.

 

 

 

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