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Jorge Grippo

Cómo es la dieta Heller

La dieta Heller fue creada por los científicos Rachel y Richard Heller, profesores de la Facultad de Medicina de Mount Sinai, Nueva York.

Es ideal para personas que sean adictas a azúcares, almidones y carbohidratos (pan, bollería, galletas). Su problema es que no pueden controlar la ingesta de carbohidratos, y nunca se sienten satisfechas. Empiezan a comer pan o galletas, y no pueden parar. Las personas que no padecen este desorden experimentan saciedad; las otras, no.

Con esta dieta se modifican hábitos alimenticios incorrectos y, consecuentemente, se combaten problemas de sobrepeso.

Por supuesto, la base de la dieta Heller es ingerir alimentos bajos en carbohidratos. Sus dos principios básicos son:

1. Consumir diariamente comidas bajas en hidratos de carbono

El desayuno, el almuerzo y las colaciones deben componerse de alimentos con pocos carbohidratos. Por ejemplo: carnes, pescados o huevos, acompañados de ensalada. Durante todo el plan, se debe mantener una baja ingesta de carbohidratos; así, el cuerpo responderá liberando menos insulina, lo que significa menos apetito y menos ansiedad. Como es clásico en este tipo de dietas, el bajo nivel de insulina estimula al organismo a consumir sus propias reservas de grasa. (Por esto se adelgaza.)

2. Una comida diaria con hidratos de carbono

Una vez al día, se permite la ingesta de carbohidratos, siempre de una forma controlada y no compulsiva. Algunos alimentos como pan, frutas, patatas, arroz, pasta o dulces. La ingesta de éstos, una vez al día, ayuda a disminuir la ansiedad y el apetito.

A veces se llama a esto “comida premio”, pero de ninguna manera debe tratarse de un “atracón”, ni mucho menos. Hay que cuidar que sea una comida nutritiva y equilibrada. Además, tiene que durar menos de una hora y hacerse en el mismo momento del día, todos los días, lo cual crea una rutina, un plan sistemático que combate la ansiedad.

Es una dieta que se puede seguir indefinidamente, siempre que no se experimenten problemas durante ella (en estos casos, por supuesto, hay que consultar a un médico).

 

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