La Fragaria, denominado comúnmente “fresera”, es un género con varias especies de plantas rastreras. Su nombre deriva de la fragancia que posee (fraga, en latín). Se cultiva por su fruto, llamado fresa (o frutilla, en otros países). Sus propiedades nutricionales son muy importantes: es una gran fuente de vitamina C y vitamina P o bioflavonoides; una taza (100 gramos) de fresas contiene sólo 34,5 calorías (aprox.), agua (85%), hidratos de carbono (7 gramos), fibra 9,9 (gramos) y cantidades muy menores de potasio, magnesio, calcio y folatos. Con otro criterio de medición: 1 kilo y medio de fresas proporcionan solo 500 calorías, cubren 15 veces las necesidades diarias de vitamina C, aportan el triple de las necesidades diarias de vitamina K, y cubren todas las necesidades de hierro y ácido fólico. Se cree que las frutillas tienen varias propiedades curativas: desintoxicantes, bactericidas, diuréticas y ligeramente laxantes. Ayudan a depurarse al organismo, mejoran el estado de la piel y de los dientes. Se puede hacer una cura o desintoxicación mediante una dieta de fresas, que además permite bajar de peso o mantenerse en un peso deseado. La dieta de la fresa consiste en aprovechar los efectos antioxidantes y diuréticos de esta deliciosa fruta, consumiéndola en un régimen sano y bastante equilibrado. ¿Por qué ayuda, además, a adelgazar? Porque es una de las frutas con menos calorías y la más antioxidante. Por su acción antioxidante, las fresas neutralizan a los radicales libres, que causan la oxidación de las lipoproteínas. También posee un efecto alcalinizante sobre el metabolismo. Las fresas son diuréticas, por lo cual facilitan la eliminación del ácido úrico con la orina. Debido a su abundancia de fibra vegetal, facilitan el tránsito intestinal, descongestionan la circulación sanguínea (venosa) y purifican el hígado después de posibles excesos.

Ver también La dieta desintoxicarte de las fresas - Menú