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Jorge Grippo

Ansiedad y dieta

La ansiedad y el estrés producidos por una dieta son grandes enemigos del éxito de esta.

Según expertos, el 40% de las personas que siguen un régimen dietario lo hacen sin ninguna prescripción médica y sin ningún control por parte de un profesional de la salud.

Esto, que suele ir unido a la sensación de hambre y a la impaciencia por perder peso, puede generar una gran ansiedad.

A su vez, las dietas demasiado estrictas producen tal estado de nerviosismo que, para calmarlo, los que las siguen llegan a comer, paradójicamente, aun más que antes de comenzar la dieta; con lo cual, por supuesto, se engorda en vez de adelgazar.

Está comprobado que la ansiedad afecta en mayor medida a las mujeres (y no sólo porque son mayoría entre las personas que hacen dietas).

La menor capacidad de autocontrol producida por el aumento del nivel de adrenalina y el decaimiento anímico provocado por la reducción de la serotonina llevan a una mayor ansiedad por comer (en especial, dulces) y a recaer en las dietas “yoyó”, esas que se abandonan y se vuelven a empezar permanentemente, sin éxito.

Para combatir el círculo vicioso que produce la ansiedad por la comida y por las dietas, es importante evitar planes excesivamente restrictivos, imposibles de seguir. Mejor es ir perdiendo peso de a poco, pero de forma constante.

Lo ideal es acudir a un profesional que pueda diseñar una dieta razonable y adaptada a cada paciente (edad, estado físico, tipo y nivel de actividad, etc.).

El ejercicio físico contribuye a reducir la tensión nerviosa y hasta a dormir mejor. Hay que mantener los niveles de actividad habituales, pero nunca dejar de hacer las comidas diarias necesarias.

Algunos homeópatas afirman que sus medicamentos son ideales para acompañar las dietas, porque están dirigidos a cada problemática personal, específica, y ayudan a mantener bajos los niveles de ansiedad o estrés. Además, no son adictivos ni tienen efectos secundarios.

 

 

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