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La dieta azteca

Los aztecas habitaban en un medio riquísimo en recursos y explotaban una inmensa variedad de alimentos, con los cuales complementaban una dieta basada principalmente en maíz. Se dice que esta dieta aumentaba su capacidad de resistir infecciones y de recuperarse de todo tipo de enfermedades, y que todos los aztecas, incluyendo a los plebeyos, estaban bien alimentados y no conocían la obesidad.

Debido al clima de la cuenca de México, las plantas del desierto resultaban particularmente útiles como recurso alimentario. Son productivas en años normales, pero se vuelven esenciales en tiempos de sequía. Las más importantes son el amaranto, el mezquite y el maguey.

El amaranto crece con gran rapidez, en altas temperaturas y suelos secos. Puede prosperar en ambientes que van desde el trópico hasta el desierto, y del nivel del mar a una altitud de 3.000 metros. El grano contiene de 16 a 18% de proteína, con un buen equilibrio de aminoácidos; es muy rico en lisina (esto significa que puede remplazar a los frijoles). El índice de calidad proteínica del amaranto está entre 75 y 87, superior al de la leche de vaca. Las hojas de amaranto también son ricas en proteína y contienen mucha vitamina A.

El maíz y el amaranto eran los únicos alimentos que podían consumirse durante ciertos períodos rituales.

El alimento consumido por los aztecas de manera predominante fue evolucionando lentamente hasta culminar en “el alimento perfecto”: era I, bellotas; era II, mezquite; era III, cincocopi (“casi maíz”); era IV, acicintli (“maíz de agua”); era V, maíz.

El mezquite fue un recurso fundamental de los cazadores y recolectores de la región, parte de la dieta a lo largo de varios milenios, solo superado en importancia por el agave (maguey). Tiene las características ideales de un árbol que proporciona alimentos: condiciones de crecimiento que causan mínimas pérdidas de suelo y nutrientes; poca necesidad de riego; alto rendimiento; capacidad de fijar nitrógeno; producción de proteínas de alta calidad.

Las vainas secas enteras tienen unos 16 gramos de proteína, 3 gramos de grasas y 50 de carbohidratos por cada 100 gramos (valor energético combinado de 294 calorías). Las semillas son aun más ricas.

El metl (maguey, agave) es una planta del desierto que se consume mucho en México. El método más común de cocción consistía en una especie de barbacoa: un pozo cavado en la tierra, forrado de rocas recalentadas, que se llenaba de hojas de maguey y setapaba. Con el zumo, se elaboran vino, miel, vinagre y azúcar; también se usa como medicamento. Con la raíz, se fabrican sogas muy fuertes.El aguamiel fermentado, llamado octli por los aztecas, era la principal bebida alcohólica. Se deificaba al pulque como dios Ome Tochtli. La planta se identificaba con la diosa Mayahuel, y otros dioses, llamados colectivamente Tzentzon Totochtin. El pulque era también un recurso alimentario; su fermentación incorpora proteínas, de manera que un litro de pulque tiene 204 calorías, 4,4 gramos de proteína, 4 miligramos de niacina, y 62 miligramos de vitamina C.

Los otomíes, que vivían en la región más pobre de México, el árido valle del Mezquital, sabían cómo aprovechar lo poco que tenían. Comían conejos silvestres; vendían frijoles a altos precios, y con sus ganancias compraban otros productos.

Los aztecas de la cuenca de México, que poseían recursos más ricos, como lagos e irrigación, habitaban una zona ecológica mucho más productiva que los otomíes. Eran omnívoros, disponían de una base alimentaria mayor y más variada. Antes de establecerse, eran cazadores y recolectores, y nunca abandonaron sus hábitos dietéticos. Además de una gran variedad de frutas y verduras, consumían aves acuáticas (prácticamente comían todo lo que caminaba, nadaba, volaba o se arrastraba: armadillos, salamandras acuáticas, pavos, serpientes de cascabel…).

Los insectos también son una rica fuente potencial de proteína, debido a su gran capacidad reproductiva. El más famoso de los invertebrados que se consumía era el escarabajo corixídeo de agua, junto con sus huevecillos; es rico en minerales y vitaminas (calcio, fósforo, riboflavina y niacina).

Las plantas de agave también proporcionaban un medio para el crecimiento de diversas larvas comestibles de lepidópteros, conocidas como gusanos de maguey, de los cuales hay dos tipos principales: el blanco y el rojo.


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